Qué es y qué no es el parto respetado

Cada vez que se habla sobre el parto humanizado (o respetado), me sorprende la rapidez con la que muchas personas extraen sus conclusiones sin conocer exactamente de qué se trata. Casi siempre encuentro la misma tendencia a asociarlo a ideas erróneas.

Si tienes interés en ampliar la información sobre el tema, te recomiendo que empieces por la primera parte de este post, que puedes leer aquí. En el post de hoy continúo aclarando muchas creencias e ideas erróneas que aún persisten sobre esta práctica.

Nuestras creencias erróneas.

Quiero empezar aclarando que entiendo que si este es un tema que no conoces, o del que nunca has oído hablar, es perfectamente normal que lo asocies con ideas preconcebidas o equivocadas, precisamente por esa falta de información, y también de la desinformación que existe muchas veces sobre temas de salud. De ahí mi interés en intentar ayudarte a entender un poco más en profundidad todo lo que significa esta práctica y al mismo tiempo, tratar de explicar por qué nos equivocamos si la asociamos a esas “ideas” que circulan por ahí, pero que no son ciertas ni cuentan con ningún respaldo médico.

A modo de avance.

• El parto humanizado, o respetado, no supone para nada una vuelta a los tiempos de antaño, renunciando a la tecnología médica. Tampoco es un intento de evitar a toda costa una cesárea poniendo en peligro la salud de la madre y su hijo.

• Tampoco tiene nada que ver con parir renunciando a la epidural.

• No tiene que estar necesariamente relacionado con colectivos concretos de personas con ideas más alternativas (pueden apropiarse de la ‘etiqueta’, pero nada tiene que ver).

• No es una especie de conspiración donde haya oscuros intereses políticos o sociales de ningún tipo.

La denominación “humanizado”, a veces provoca cierto rechazo en algunos profesionales de la salud, ya que por la tendencia a establecer polaridades podrían asociarlo a la idea de ser “acusados” de “deshumanizados” o de ser “malos profesionales”. Nada más lejos de la realidad, no se trata de acusar a nadie en concreto, el debate no es este. Si como profesionales no trabajamos en un hospital o clínica que haya incorporado ya este nuevo paradigma, no es sinónimo de que seamos malas personas o que tratemos peor a los pacientes. Simplemente significa que esta práctica aún no está implantada de forma totalmente general.

El parto humanizado o respetado se centra en tratar de atender correctamente las necesidades reales de las mujeres desde la evidencia científica; necesidades que por las rutinas institucionales pueden no estar correctamente cubiertas, y en esto sí se puede –y se debe– centrar el debate: se trata de hacer un repaso de los niveles de evidencia en las acciones rutinarias que hacemos durante la atención al parto, para descartar así las acciones que no ayudan o que incluso perjudican al proceso (por muy normalizadas que las tengamos). En definitiva, plantearnos la posibilidad de mejorar la atención para mejorar los resultados perinatales.

Hace un tiempo yo tampoco conocía qué era exactamente el parto humanizado o respetado. Con el tiempo, por pura curiosidad, y aprovechando mi última baja maternal, fui recopilando información sobre el tema, así es que toda la teoría la conocía a la perfección y me sorprendían gratamente los resultados perinatales que se obtenían en los hospitales donde ya lo tenían implantado.

También tuve la posibilidad, hace un tiempo, de ver con mis propios ojos un hospital con esta forma de trabajar, lo que me llevó a escribir sobre este tema; allí pude comprobar y ver en persona lo que había estudiado previamente de forma teórica. Finalmente, pude ver que la realidad es mucho mejor de lo que podía esperar. Y no solo por tener mejores resultados perinatales (que para mi es lo más importante), sino que también las usuarias y los profesionales estaban encantados.

Una colega me contó que estaba muchísimo más satisfecha con su trabajo, y me decía lo sencillo que le había resultado “cambiar el chip”; me aclaró también muchas dudas que tenía sobre las posibles dificultades que podría entrañar esta forma de trabajar para nosotros, y la verdad es que todo lo que me contó me gustó enormemente, me resultó todo tan sencillo y tan posible de aplicar… que me parece increíble que aún no se haya implantado de forma general en todos los hospitales. De verdad espero en que muy pronto sea así.

Qué no es parto humanizado o respetado.

Haciendo un resumen, recordemos, el parto humanizado o respetado:

• No es renunciar a la tecnología médica y parir como se hacía antiguamente.
• No es evitar a toda costa una cesárea llegando a poner en peligro la vida de la madre y su criatura.
• No es sinónimo de parir en una bañera.
• No es una moda.
• No significa que los profesionales seamos más “buenos”.
• No es parir sin epidural.
• No es dejar de lado la evidencia científica, es todo lo contrario.

Qué es, realmente, el parto humanizado o respetado.

• Es respetar la fisiología del parto, evitando intervenciones innecesarias que la misma evidencia científica ha demostrado que no benefician al proceso.

• Es respetar las necesidades reales de las mujeres tanto físicas como emocionales y culturales.

• Es respetar la evidencia científica: cada intervención médico-quirúrgica del tipo que sea, tiene sus indicaciones específicas, y está ampliamente demostrada su conveniencia o no. Intervenciones innecesarias, que según la evidencia científica, no ayudan al proceso (o que incluso son contraproducentes) deben ser evitadas por muy normalizadas que estén en la rutina hospitalaria.

• Es proveer a la mujer de un clima de intimidad, tranquilidad y confianza, para que se sienta sostenida, tranquila, arropada…

• Es informar correctamente: la mujer tiene derecho a saber los pros y contras de cada una de las opciones (siempre desde la evidencia científica). Esto evitaría en gran medida la práctica de la medicina defensiva que nos puede llevar al exceso de intervencionismo.

• Es respetar la libertad de la mujer en la toma de decisiones informadas (dentro de las recomendaciones que promulga la OMS). En este punto aclaro que con este modelo de atención las mujeres realmente tienen la posibilidad de elegir, cosa que con el otro modelo no siempre es posible.

• Es respetar el vínculo madre-hijo: promover el contacto piel con piel desde el nacimiento, evitar separarlos salvo que sea estrictamente necesario.

Resulta que todas estas medidas son perfectamente aplicables; cada uno de los puntos daría para otro post explicando todas las medidas que se pueden implementar para hacerlo posible, y no son para nada complicadas, todo es mucho más fácil de lo que imaginamos.

Los hospitales que ya implementan el parto respetado han disminuido considerablemente las tasas de cesáreas, los partos instrumentales, logran un mayor porcentaje de éxito en la lactancia materna, y una mayor satisfacción por parte de las usuarias.

En definitiva, y partiendo de estos resultados, todo se traduce en una mayor salud para la madre y su hijo o hija.

Creo que no hay excusas ante la evidencia de que podemos hacer mucho mejor las cosas. Confiemos en que así sea.

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Dra. Miriam Al Adib Mendiri

Ginecología y obstetra

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura. Actualmente dirige y ejerce como profesional en sus Clínicas privadas de Ginecología y Obstetricia ubicadas en Madrid, Marbella y Badajoz. Es autora de los libros ‘Hablemos de vaginas’, ‘Hablemos de nosotras’, y del poemario ‘Mosaico Rojo Negro Blanco’, donde traslada al lenguaje poético los procesos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es además divulgadora en Congresos y Jornadas Nacionales relacionados con su actividad y Profesora del Máster en Sexología de la Universidad de Extremadura.

Dra. Miriam Al Adib Mendiri

Ginecología y obstetra

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura. Actualmente dirige y ejerce como profesional en sus Clínicas privadas de Ginecología y Obstetricia ubicadas en Madrid, Marbella y Badajoz. Es autora de los libros ‘Hablemos de vaginas’, ‘Hablemos de nosotras’, y del poemario ‘Mosaico Rojo Negro Blanco’, donde traslada al lenguaje poético los procesos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es además divulgadora en Congresos y Jornadas Nacionales relacionados con su actividad y Profesora del Máster en Sexología de la Universidad de Extremadura.