Sobre factores de riesgo, titulares de prensa, determinismos y medias verdades

Parece que es obvio qué son factores de riesgo, pero no lo es tanto cuando se leen ciertos titulares de prensa. Cuando hablamos de factores de riesgo para una enfermedad, se trata de una serie de factores (valga la redundancia) que aumentan el riesgo de padecer dicha enfermedad, nada más y nada menos que eso. Un factor de riesgo nunca es algo determinante.

No me canso de recordar en este blog que todas las funciones del cuerpo humano tanto las fisiológicas como las patológicas son resultado de la interacción o sumación de varios factores: genéticos, ambientales, culturales, sociales… 

El otro día leo un artículo sobre una psicóloga que habla de que la edad materna no aumenta el riesgo de nada en el futuro bebé, que esto no son más que tabúes y miedos infundados, me pareció el típico artículo para decirle a la gente lo que quiere oír, con una visión muy parcial de la realidad.
A ver, tiene razón en que probablemente exista en muchas mujeres un miedo excesivo a tener un hijo a partir de los 40, tiene razón en que existan muchos prejuicios con este tema, pero es falso que la edad no aumente ningún tipo de riesgo. Con la edad nuestro cuerpo va cambiando, fruto del envejecimiento, los ovarios no van a ser menos, sucede lo mismo, también envejecen: a medida que aumenta la edad la reserva ovárica va agotándose y la calidad del ovocito va siendo menor, cosa que provoca un aumento de riesgo de alteraciones cromosómicas en el bebé, abortos, infertilidad, etc. Esto es así, envejecemos, queramos verlo o no.

Vamos a poner un ejemplo con el síndrome de Down: el aumento de edad materna es un factor de riesgo para tener un bebé con síndrome de Down, ¿significa esto que una mujer que tiene un hijo a los 40 vaya a tener invariablemente síndrome de Down? Pues no. Esto lo único que significa es que su riesgo según las estadísticas es mayor que en una mujer de 20, así, profundizando más en las estadísticas: el riesgo de tener un bebé con S. Down en madres de 15-29 años es de 1 por cada 1.500 nacidos vivos, en cambio en 40-44 años el riesgo es de 1 por cada 106. Por tanto podéis entender claramente que puedes tener 20 años y tener un hijo con S. Down (el riesgo es bajo, pero no es riesgo cero, existe la posibilidad) y puedes tener 43 años y tener un bebé sin ninguna enfermedad.
Ahora bien, ¿esto implica que no pueda plantearse una mujer de 40 tener un hijo? Pues depende, ¿de qué? Pues simple, exclusiva y llanamente de lo que ella decida. Punto. Para muchas mujeres informadas de este y otros riesgos que les puede traer la edad les pueden parecer muy asumibles, para otras en cambio les puede resultar inasumibles. Es como la historia de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Los médicos no podemos recomendar nada en estas cuestiones, ni para sí, ni para no, nuestro papel en estas decisiones solamente es informar de la forma más objetiva posible, y será la mujer quien decidirá qué hacer, que para eso su cuerpo es suyo y su vida es suya.

Con la amniocentesis pasa lo mismo, ¿quien decide finalmente? pues la mujer. Hay mujeres que se la hacen porque no quieren asumir ninguna incertidumbre y aceptan la posibilidad de aborto por la amniocentesis (que es menor de un 1%), en cambio, hay mujeres que a pesar del elevado riesgo para S. Down prefieren no asumir el posible riesgo de la amniocentesis porque además el hecho de tener S. Down no iba a implicar decidir interrumpir la gestación, es decir, que tirarían igualmente para adelante con su embarazo. ¿Qué es lo ideal cuando hay elevado riesgo? vuelvo a repetir: lo que la mujer una vez informada de la forma más objetiva posible decida. Los médicos no somos jueces morales, la ley de la autonomía del paciente es lo que prima.
En todo este ejemplo estamos hablando del factor edad en la embarazada, este es un factor no modificable porque la edad es la que tienes, no se puede cambiar. Pero obviamente existen muchos otros factores, por ejemplo los factores ambientales como el tabaco, la dieta…son factores que sí podemos modificar. Cuantos más factores de riesgo acumules lógicamente será peor.

Y vuelvo a repetir, los factores de riesgo no son determinantes. Puedes ser un fumador empedernido con una dieta nada saludable y morirte a los 98 de viejo y puedes ser deportista, no fumador y dieta sana y morirte joven de un cáncer porque tengas la mala suerte de tener una genética que te predispone al cáncer, pero esta no es la casuística estadísticamente frecuente, no saquéis la conclusión de que entonces es una tontería cuidarse, los factores que pueden cambiarse como la dieta, no fumar, hacer deporte… son «papeletas» que lo único que te pueden aportar son beneficios.
Y si tienes la mala suerte de contar con una genética (cosa que no se puede cambiar, al igual que la edad) que te predispone a enfermedades graves con más motivo habrá que cuidarse para al menos «contrarrestar» todo lo que se pueda ¿no os parece?

No nos liemos con los titulares de prensa que hablan de un factor en concreto y de esto sacan «verdades absolutas», los factores son factores nada más y nada menos, no caigamos en determinismos.

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Dra. Miriam Al Adib Mendiri

Ginecología y obstetra

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura. Actualmente dirige y ejerce como profesional en sus Clínicas privadas de Ginecología y Obstetricia ubicadas en Madrid, Marbella y Badajoz. Es autora de los libros ‘Hablemos de vaginas’, ‘Hablemos de nosotras’, y del poemario ‘Mosaico Rojo Negro Blanco’, donde traslada al lenguaje poético los procesos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es además divulgadora en Congresos y Jornadas Nacionales relacionados con su actividad y Profesora del Máster en Sexología de la Universidad de Extremadura.

Dra. Miriam Al Adib Mendiri

Ginecología y obstetra

Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Extremadura. Actualmente dirige y ejerce como profesional en sus Clínicas privadas de Ginecología y Obstetricia ubicadas en Madrid, Marbella y Badajoz. Es autora de los libros ‘Hablemos de vaginas’, ‘Hablemos de nosotras’, y del poemario ‘Mosaico Rojo Negro Blanco’, donde traslada al lenguaje poético los procesos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es además divulgadora en Congresos y Jornadas Nacionales relacionados con su actividad y Profesora del Máster en Sexología de la Universidad de Extremadura.